viernes, 10 de abril de 2015

El cadáver

Amor,  tan solo hace unos años podía decir todo acerca y  hoy en día no comprendo esa palabra, es como si se hubiese esfumado entre mis recuerdos frustrados y las flores secas en mi florero cerca de la ventana. Quisiera romperlo, perder definitivamente toda esperanza, pero me lo impide la imagen turbia de tu sonrisa que no me lleva a nada.
Amapolas, no tienen ninguna relación con nuestro pasado, sin embargo aquella noche, entre mi deriva nocturna y mas sin saber a donde me llevaba la lastima que sentía por mi persona llegue hasta un campo lleno de ellas y cogí un ramo, lo plante y cuide. Quizás para dártelo como ofrenda de paz , señal de reconciliación, luz de esperanza.
El tiempo paso y paso y de vez en cuando lloro al amanecer, en la penumbra de mi cuarto frió y triste, solo y abandonado por la cordura. En ocasiones le rezo a tu memoria y le prendo una vela a tu suerte, aveces me alivia el dolor y otras veces solo me engendra mas pasión deliberada y transigente que me consume y me obliga a escribir, sin dormir, sin comer, solo me dedico a recordarte y plasmar lo mejor que me queda de ti, de tus manos y tus labios.
Pasan los días y aun siento el corazón volcándose de un lado a otro esperando verte, sonreír y voltear la mirada para pensar un poco, y es que aun me tiemblan los labios para hablarte, así soy yo. Luego tras meditarlo un momento volverme a ti y decirte cual alegre me convierte tu presencia, todo con una mirada, porque las palabras sobran cuando de amor te estoy hablando. Y quisiera recordar porque.
Te he extrañado tanto y en mi lamento solo me ha quedado mi penitencia, comer y no dormir o dormir y no comer. Escribir, escribir, escribir, eso si lo recuerdo, desde los comienzos de mi infancia hasta esta noche abrupta se como decir lo que siento con las manos, en la cama, pero mi fuerte esta en la tinta de un bolígrafo a medio morder y una hoja en blanco que quizás nunca veras.

La muerte, llega sola cuando tiene que llegar y no me da miedo invitarla, me atormenta pensar que tenga algo mejor que hacer y no venga a mi encuentro, así como tus promesas incumplidas, así como mis memorias incompletas. Y es que me da pavor, estoy moldeado y me aterra el compromiso y los acuerdos que nadie cumple.
¿Y acaso tengo algo nuevo que decirte? No, sigo enclaustrado, enraizado, esperanzado y cansado.

La vida, la vida es lo que pasa mientras te espero sobre estos restos de quien solía ser, es intangible e inteligible, amarga y a su vez agridulce, cansada y viva de miradas calladas que ya no se que es lo que dicen, ya no se que es lo que piensan.

Hace unos años pude yo haberte dicho que el amor es aquella fase inalcanzable de la vida antes de la muerte, que quien lo comprendiese seria inmortal y que quien lo alcanzase seria feliz, pero sin embargo, es, en pequeñas proporciones nuestro pedazo de alma que busca crecer y que todos lo tenemos hasta que olvidamos que significa.

Amor, hace unos días perdí la esperanza, rompí el florero con amapolas marchitas y me despedí de este cielo, cerré los ojos y le confesé a la muerte que las lagrimas no son frías hasta que uno muere, porque el cuerpo ha perdido ese trozo de amor con el que nació.

Hoy en día, esta noche soy un cadáver frió y mal oliente condenado a escribir sobre su suerte en su oscuro cuarto y su tenebroso pasado, con algunas coplas de amargura y otras de llanto pero siempre sin amor.